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martes, 4 de abril de 2017

CUENTO ZEN: El Monje Escoba



Éste era un joven muy simple y pobre, no tenía nada para comer ni tampoco sabía leer o escribir, mucho menos tenía un nombre como tal.

Vivía vagando y pidiendo limosnas, pero un día en sus caminos de vagancia, percibió un aroma que inmediatamente abrió su apetito, dónde emanaba este delicioso aroma. Así, en su forma y tono desesperado de tocar la puerta, un monje budista abrió la puerta con recelo y le observó:

-¿en qué le puedo ayudar, hermano? -dijo el monje

-Señor, no tengo hogar ni moneda alguna, ni mucho menos he probado alimento alguno en dos días, ayúdeme por favor.

El monje se quedó pensando un momento y le dijo: -Está bien,pasa hermano, en un momento te traigo un poco de pan y frutos frescos del huerto. Así, el monje volvió con el pan recién horneado que emanaba tal aroma y frutos. El humilde hombre dijo:

-Gracias, buen hombre. Es usted un santo, me gustaría quedarme a ayudarles y así tener un pedazo de pan diario. Haré lo que sea, lo suplico.

El Monje lo pensó, fue a hablar con el maestro y regresó con el maestro a presentarle el hombre humilde. El maestro lo observó y dijo:

-Veo que eres un hombre humilde pero de buen corazón, te acepto en mi monasterio, pero deberás trabajar todos los días en lo que yo te diga

-Sí, maestro. ¿le puedo llamar así? Prometo hacer lo que usted me diga, a cambio de un pedazo de pan, agua y un rincón con paja

Así, el maestro se fue a una habitación y sacó de ella una escoba. Se la extendió al humilde hombre y él la tomó.

-Te encargo que barras el monasterio y sus patios, todos los días, que siempre quede limpio de polvo pues los vientos lo ensucian seguido.

-Así será, maestro. El hombre entonces comenzó a barrer inmediatamente con la energía de joven que tenía. 

Así pasaron las semanas, los meses y años, el joven simple se afanó en barrer con esmero el monasterio durante todos los días de su vida. Si llovía, nevaba, con calor y viento, en enfermedad o cansado, el joven simple no dejó nunca de barrer con su escoba y esmero el monasterio. Nunca antes estuvo tan limpio el monasterio. 

Un día, el maestro percibió en "el monje de la escoba" como si algo emanara de él. Vio algo en lo que antes no había reparado, acostumbrado como estaba de verlo diario por años,casi formando parte del paisaje del monasterio,  se acercó a él, lo invitó a dejar la escoba un momento y le propuso algunas preguntas de contenido espiritual.

Minutos después, el maestro unió las manos sobre su pecho y se inclinó ante el humilde monje, con una profunda reverencia dijo:

-He descubierto a un iluminado.

El maestro, asombrado le preguntó al monje humilde: 
-¿Cómo lograste este estado? Tu no has recibido la enseñanza de maestros, ni has leído las escrituras antiguas. Tampoco has meditado por largas horas junto a los demás monjes, solamente te has dedicado a barrer el monasterio todos los días, mañana y tarde. El monje escoba entonces contestó:

- Dices bien, querido maestro. Pero mi mejor maestro ha sido la escoba que me diste tu hace muchos años, que me mostró el valor del silencio, de la unidad y del servicio. Mis escrituras han sido el polvo seco del verano, las hojas de otoño, las lluvias de primavera y la nieve del invierno. Y mi meditación ha estado siempre presente en la intención de barrer lo mejor que he sabido y he podido para comer.

Así, con estas palabras, el maestro se retiró en silencio, y el monje humilde continuó barriendo con su escoba. 

jueves, 23 de febrero de 2017

Cuento Zen: EL BAMBÚ




En el Japón feudal, dos agricultores iban en camino por un mercado y para cuando llegaron a un puesto de un vendedor de semillas, éstos se sorprendieron de ver unas semillas muy extrañas y que jamás habían visto.
- Mercader, ¿qué son estas extrañas semillas? - preguntó uno de los agricultores.

- Son semillas de bambú, una planta de la China oriental y son semillas muy especiales - contestó el mercader.

- ¿y por qué son tan especiales? - le espetó el otro agricultor que escéptico se mostraba ante tal adjetivo.

- Si se las llevan y las plantan, sabrán porqué lo son. Solo necesitan agua y abono suficiente.

Así, los agricultores con curiosidad, compraron varias semillas de esa planta extraña llamada Bambú.
Al volver a sus tierras. los agricultores plantaron las semillas y comenzaron a regarlas y abonarlas, justo como se los indicó el mercader.

Pasó el tiempo, y las plantas no germinaban, mientras el resto de los cultivos crecían, eran cosechados y volvían a ser plantados.

Uno de los agricultores, el escéptico le dijo al otro: 

-Ese viejo mercader nos engañó con éstas semillas, jamás saldrá nada de ellas.

Así, éste dejó de regarlas y abonarlas cuando fue necesario. El otro agricultor decidió seguirlas cultivando, día a día las regaba y abonaba.

Seguía el tiempo avanzando y las semillas continuaban sin germinar. Un día el agricultor estaba cerca de dejar de cultivarlas, se sorprendió al encontrar en su último intento de cultivarlas que una planta d bambú creció y en 6 semanas crecieron 30 metros cada semilla. 

¿Cómo era posible que el bambú hubiese demorado 7 años en germinar y solo en seis semanas llegar a tal inconmensurable tamaño?

Así, el agricultor sorprendido fue a avisarle al mercader de tal noticia, preguntarle la causa:

- Mercader, ¿por qué demoraron demasiado las semillas en germinar y cuando menos lo esperé, crecieron de gran tamaño? - preguntó

- Sencillo, durante esos años de aparente inactividad, el bambú estaba generando un avanzado conjunto de raíces que le permitirían sostener ese gran tamaño en su futuro como planta.

Así que mis estimados seguidores, si no consigues lo que quieres, no desesperes... Quizás sólo estés echando raíces.

domingo, 4 de diciembre de 2016

Aprender a mirar...




“La vida está llena de detalles y pequeñas cosas. Sólo hace falta aprender a mirar” 

El mundo es una enorme colección de cosas a ser admiradas y observadas, la cotidianidad nos hace ir ignorándolas y sin darnos cuenta, avanzamos ciegos sin fijarnos en los cambios nuevos que éste tiene.

Es justo que nos regalemos un breve tiempo para respirar profundamente y apreciar lo que tienes en tu entorno, inclusive viviendo en una ciudad con su caos y problemas sociales, no todo puede ser malo en todo rincón.

El mundo segundo a segundo está en cambios constantes desde su formación, así que no hay razones para ignorar lo que a gritos nos pide de ser admirado y contemplado. Probablemente tu día mejore cuando aprendas a mirar con distintos ojos tu entorno, tu vecindario, tu casa, tu gente, tu oficina, tu país. 

Los ojos son la herramienta perfecta que la naturaleza nos ha dado para poder contemplar lo que ella misma ha creado y podamos preservarla y proteger. 

sábado, 15 de octubre de 2016

Camina al Fin del Mundo Parte 1

En la vida siempre vamos a creer que conocemos mucho, que llegamos al límite de ese objeto central y falsamente nos cegamos a continuar estudiándolo o analizándolo. Eso me sucedió antes de viajar a este maravilloso país que yo tan erróneamente prejuiciaba antes de viajar a Chile. 

Mi Sensei decía que al final cualquier camino que lleve a la cima de la montaña, llegarás a la misma cima en la cual la luna se verá; y así me sucedió. En un momento a otro decidí que debía ir a esa cima y además, quiero contarles algo muy personal antes de continuar...

Cuando me invitaron a trabajar en Chile y abandonar mi tierra natal, tuve muchos pensamientos y sentimientos nuevos que no creí experimentar alguna vez, entre ellos la incertidumbre de saber que veré y si valía la pena. Me coloqué a investigar cosas del país, comenzar a conocerlo en páginas web, un libro de turismo y por supuesto, preguntando a los que me habían invitado a trabajar en este país. Fue tal mi sorpresa de todo lo que vi, sin embargo una sola imagen remató en mi y fue la decisiva que hiciera que entonces contestará a mi futuro empleador un rotundo SÍ.

Este es el video que les comento.


Y volviendo al principio, ¿Por qué les estoy contando esta breve historia? porque una de esas escenas es la razón principal por la cual acepté dicha invitación (ademas de embrollos filosóficos de mi profesión) y entonces me decidí que había que realizar un viaje en el cual tendría que ver en persona a tal objeto de mi decisión de venir a un nuevo país, totalmente diferente al mío y con maravillosas cosas por conocer.

Entonces compré de un día a otro los tickets para viajar a un pueblo al sur de Chile, en la Patagonia o que coloquilamente le llaman "El Fin del Mundo" ya que pues visiblemente, se encuentra en el último extremo sur de todo el territorio continental americano y es el punto terrestre continental más al sur de todo el mundo. Este pueblo o ciudad en crecimiento se llama, Punta Arenas. 

Después de haber dejado lo más ordenado posible todo en la oficina el viernes, me pongo a hacer las maletas de viaje (todo a última hora como siempre).

La aventura comienza un sábado 8 de Octubre a las 3 AM cuando el taxi viene a trasladarme al aeropuerto internacional de Santiago, seguidamente el proceso ya relatado anteriormente, esta vez sin contratiempos de haber dejado olvidado algo y que por un momento me preocupé ya que no llevaba mi pasaporte, pero al final solo era un vuelo nacional y llevaba mi cédula de identidad chilena que te entregan con la VISA de trabajador, respiré profunda y aliviadamente.

Entré nuevamente a una sala Lounge VIP de Pacific Club gratis, me senté a esperar mi vuelo mientras llenaba mi estomago de snacks y café ilimitado y escuchaba algo de música y platicaba con una persona.

Así el tiempo voló y estábamos despegando en un bello avión Airbus A319 de la aerolínea chilena LATAM hacia Punta Arenas, tres horas de vuelo anunciaba el capitán y un hermoso amanecer nos despedía de Santiago para emprender el inicio de la aventura... 


miércoles, 14 de septiembre de 2016

Camina...

"Viaja, camina como si besaras la tierra con tus pies" dice una máxima Zen, de mis favoritas.

Lo prometido es deuda, y desde la PC de una de la sala de espera V.I.P. (No soy V.I.P, pero una tarjeta mexicana de crédito que no utilizo aun me da este beneficio sin costo alguno) con espera de mi vuelo a Lima y de ahí a Cusco.

Como siempre y buen mexicano, todo dejo a la última hora. Y en este caso no fue la excepción, pues dejé la maleta a medio hacer y todo por distraerme ayer viendo videos musicales y leyendo un poco. 

El día fue algo pesado en la oficina pero logré sacar la mayoría de mis pendientes, que de igual forma si es necesario, dejé el TeamViewer encendido "por si las moscas". Se me estaba haciendo tarde y apresuradamente monté mi Ryu (motocicleta) y emprendí camino con acelerador a fondo a casa esperando llegar a tiempo para terminar de hacer dicha maleta.



Logré terminarla, y no demoró ni cinco minutos cuando el taxista me marcó al móvil para indicarme que ya estaba llegando a mi domicilio. Pero yo estaba emocionado y apresurado, tanto fue así que cuando tomé la siguiente foto ya bajando a donde el taxista me esperaba estorbando en una calle principal del centro de Santiago, se me estaba olvidando el pasaporte. Afortunadamente me palpé los bolsillos y recordé que el pasaporte lo había dejado a la mano, a lado de una divertida figura del I.P.N., que luego con tiempo les mostraré. Así que como alma que lleva el diablo, volví a por el pasaporte. 

Ya en camino al aeropuerto siempre le llegan a uno las dudas de si olvidaste algo, o faltó añadir alguna cosa más por alguna emergencia. Así fue, pero no había más que hacer, ya estábamos atorados en el tránsito pesado de las 6 PM de toda ciudad donde las jornadas laborales terminan. 


Ya en el aeropuerto internacional de Santiago te debes ir a embalar tu equipaje como esos Sandwiches que te preparaba tu mamá envueltos en metros de plástico para que no arruinaran tus útiles escolares. Seguidamente me fui a documentar mi equipaje, que para mi sorpresa, no había casi gente. 

Luego tienes que atravesar la garita de migración, en donde revisan tu situación migratoria y vuelven a revisar tu pasaporte, para ver si no eres buscado por el FBI, la DEA o SHIELD. Y seguidamente la revisión de equipaje de mano para cuidar la seguridad de que no se introduzca un loco con armas.


Finalmente llegamos al destino, mi vuelo es a las 22:45, abordaré en una hora y estoy posteando desde la sala Lounge que les platiqué al inicio. Hay una pantalla con una novela de tele trece pero yo estoy felizmente escuchando este tema musical acorde al momento, se los comparto...


Les dejo el tema musical que me acompaña en la escritura de este post:


Gracias por sus buenos deseos, ya llevo mi cámara consentida a una nueva aventura y prometo traerles bellas fotografías.

¡Nos leemos en el futuro!