El tiempo ha pasado, el sonido imborrable de desenvainar la Katana no suena más, solo memorias pasan como nubes que se lleva el viento.
Amigos que ya no están, combates que no se repetirán, y duelos que no se realizarán, ruedan ahora en una lagrima en mi mejilla que suelo disfrazar con una sonrisa, y mi cuerpo es testigo con sus melladuras a lo largo de mi alma.
Esos días de gloria cuando caían al suelo abatidos de un solo golpe, cuando la sangre y el sudor eran uno solo, y todo tenía sentido.
Vi florecer el ciruelo con su suave y delicado aroma que el viento se ha llevado ya, sólo para mi guardé en mi memoria su bello recuerdo.
La sangre no fluye más, y ahora está en paz, ahora de aspecto suave, mi último aliento se ha llevado el viento, dejando atrás un recuerdo, una espada rota...
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